El monasterio benedictino de Montserrat está situado en el espectacular entorno natural del macizo montañoso del mismo nombre, al noroeste de Barcelona, y es desde hace siglos un famoso lugar de peregrinación. Para que el traslado de los peregrinos a los distintos lugares que caracterizan la localidad sea muy confortable, en las últimas décadas se han construido en esta zona numerosas y diferentes instalaciones. Por ejemplo, en 1929, junto al cremallera de Montserrat, se construyó también un funicular que conectaba el monasterio y la Capilla de la Santa Cova, situada en el interior de la cueva de la que toma su nombre. Esta es la cueva donde, según la leyenda, se encontró la imagen de la Virgen de Montserrat.
Debido a los daños provocados por las lluvias torrenciales de junio de 2000, la instalación original tuvo que reemplazarse. Por este motivo, en 2018, la empresa encargada de gestionar la instalación, Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), encargó a LEITNER y a su filial española Teleféricos y Nieve la modernización del funicular. La estructura inferior se desarrolló y construyó en el nuevo taller de revisiones de LEITNER en Leinì. También se sustituyeron los frenos y el sistema electrotécnico. Una empresa colaboradora de Salerno se encargó de renovar completamente la carrocería, al mismo tiempo que se reemplazó el cable tractor.
Se tenía que reducir el peso de las dos cabinas para permitir una mayor capacidad de transporte. Era necesario poder transportar 25 personas en cada vagón y hasta se ha podido superar esta cantidad: ahora cada una puede acomodar a 40 pasajeros a la vez.
El funicular recorre un desnivel de 118 m en unos tres minutos y una pendiente máxima del 56,5 %, en una distancia de 262 m. A mitad del recorrido, los dos vagones se encuentran y pasan uno al lado del otro gracias a un doble tramo de vía. La instalación renovada volvió a funcionar en verano de 2020.